Es increíble que el discurso político, tras ya 5
años de crisis económica, no haya cambiado. Uno puede encender la televisión,
tropezar con algún debate o entrevista en la que se encuentre algún dirigente
de algún partido mayoritario y pronto descubrirá que de alguna manera han
conseguido detener el tiempo. Ver dicha entrevista, aunque cambie el personaje
ó se trate del PP o PSOE, será igual que ver aquella con la que uno tropezó 3
años atrás por ejemplo.
En los Desayunos de TVE* le preguntaban a una dirigente
del PSOE sobre cómo pensaban crear empleo, además de haber tratado los temas de
Cataluña y las Primarias de su partido. Nos interesa lo primero, la generación
de empleo. La dirigente señalaba que el
crédito era el flujo sanguíneo de la economía. También agregaba, con razón, que
las PYMES, las pequeñas y medianas empresas, eran las que creaban la mayor
parte del empleo en España. Además, ponía de manifiesto, que muchas PYMES están
cerrando no por falta de actividad económica sino por falta de financiación. Y
finalmente, que hasta hace poco dichas PYMES conseguían financiación de los
bancos para sus actividades, y que ahora no tener dicho acceso estaba llevando
a que estás cerrasen aunque efectivamente se tratasen de negocios viables.
Como mínimo hallamos ingenuidad en este discurso, y
finalmente, cierto cinismo. Hallamos que a día de hoy lamentablemente se sigue
analizando la economía de Marte. Vemos aún, tras toda la indignación que causo
el PSOE, que el partido que debería representar a la izquierda no intenta dar
soluciones realistas. Encontramos cierto cinismo al señalar dicha política que
hasta hace poco las PYMES conseguían financiarse con facilidad, creo que
aquellas que sufren la contracción del crédito no considerarían 5 años como
poco tiempo.

Hace siete años España se encontraba escalando los
últimos metros de la cúspide de la burbuja inmobiliaria. Como toda burbuja está
implico un fuerte endeudamiento, el cuál en este caso se concentro en el sector
privado. El crédito, la deuda, se utilizo
para la participación en la burbuja inmobiliaria, sea para especular o
para adquirir primera vivienda. Además, dicho crédito expandió la demanda,
fomento el consumo, a pesar que la desigualdad siguiese en aumento al igual que
caía la participación de los salarios sobre el PIB. Bajo estas circunstancias,
aumento de desigualdad y caída salarial sobre la participación total del PIB,
el crédito funciona como los cigarrillos. La economía pudo fumarse unas cuantas
cajetillas de tabaco al día durante una serie de años pero inevitablemente ha
contraído el cáncer de pulmón.
Veamos más de cerca el problema; la deuda privada
que se contrajo durante la burbuja estaba respaldada por un sector que estaba
en un fuerte crecimiento y sobrevalorado, el sector inmobiliario, que a su vez
impulsaba directa e indirectamente el resto de sectores de la economía. Es
decir, el boom inmobiliario estaba empujando el resto de sectores de la
economía y, a su vez, se trataba del sector más rentable, estos dos factores
hacían que el crédito en aquel entonces se basase en el sector inmobiliario. Lo
anterior implica que quién solicitase un crédito con fines productivos era
medido por el termómetro inmobiliario, y también, naturalmente, por quién lo
solicitase para adquirir una vivienda. A esta situación le sumamos la amplia
liquidez con la que contaban los bancos españoles, liquidez que venía del
exterior, y lo rentable que era endeudarse al estar la inflación española por
encima del tipo de interés del mercado europeo.
¿Cuál fue el resultado de esta situación? El sector
privado español termino increíblemente endeudado. Endeudamiento que al basarse
en un sector claramente sobrevalorado, cuyo valor incluso a día de hoy aún cae,
también está sobrevalorado. Es decir, la deuda privada, al igual que la burbuja
que alimento, está sobrevalorada. Por ejemplo, Pepe en el 2006 compro una casa
por 220.000 euros y pidió un crédito hipotecario la misma cantidad, a día de
hoy Pepe sigue debiendo 220.000 euros y su casa vale 100.000 euros, Pepe es
poseedor de una deuda sobrevalorada que adquirió en su momento para comprar un
activo sobrevalorado, una casa que en el mejor de los casos al final de la
caída de los precios de la vivienda llegara a valer tan sólo 55.000 euros**.
Pero el problema de Pepe no termina aquí, sino que los ingresos de Pepe no han
parado de caer desde que empezó la crisis, es posible que sus ingresos también
estuviesen artificialmente inflados*** gracias a la ilusión inmobiliaria al
igual que también estuviese artificialmente inflado el sector en el cuál trabajaba.
O simplemente Pepe puede ser un funcionario de Andalucía que ha perdido ya el
25% de su poder adquisitivo.
Es tal la situación a la que se enfrenta el sector
privado, a una situación de sobre endeudamiento, que además está sobrevalorado,
y con una contracción de la demanda (del consumo). Y la solución que se ofrece,
o mejor dicho se lleva buscando con poco éxito durante los últimos 5 años, es
reactivar el crédito, es decir, que el sector privado pueda seguir
endeudándose.
El problema de dicha solución es que; el sector
privado ya está endeudado, y no puede soportar el nivel de endeudamiento que
tiene en una situación en la que no para de caer la demanda. Y basar la demanda
en el endeudamiento familiar y de las pequeñas empresas, ya seriamente
endeudados, no es buena idea. Las PYMES necesitan que se reactive el consumo,
que la demanda vuelva.
La economía española no necesita precisamente la
reactivación del crédito ahora mismo, es más, su necesidad de crédito puede
llegar a ser un indicador de debilidad. Forzar el crédito en la economía ahora
mismo equivaldría a intentar apagar un fuego gasolina, sea este provisto por
parte del sector público o por parte del sector privado.
La economía española actualmente cuenta con una
deuda superior a la que puede soportar. Dicha deuda no puede ser devuelta. La
economía española está atravesando por un proceso deflacionario**** tanto en
precios como en salarios, lo cual se debe a que la parte artificial del
crecimiento económico traído por la burbuja se está evaporizando. Este
decrecimiento es ajeno a la deuda, es verdad que las familias se están
desendeudando pero por otro lado el Sector Público se está endeudando (gracias
en parte a sus intentos de salvar el sector financiero). Es necesaria una
devaluación de la deuda en la misma medida que cae el sector a la que está
relacionada, es necesaria una devaluación de la deuda privada.
Con una devaluación de la deuda privada producida
por la burbuja inmobiliaria se daría a los agentes económicos de España un
mayor margen para consumir e invertir. Es decir, devaluando las hipotecas en la
misma cuantía que se devalúan la vivienda se daría un importante margen a las
personas para consumir. El coste de
dicha reducción de deuda privada tendrá que ser asumida por los acreedores, y
no el Gobierno. Dicha deuda ha de desaparecer de la ecuación, si la asume el
Gobierno seguirá estando e impidiendo la recuperación económica.
Por otro lado, para que sea posible la creación de
empleo, el Gobierno ha de tomar un papel activo en la economía. Medidas han de
ser tomadas en varios campos y de forma simultánea y urgente. A continuación se
enumeran algunas.
Primero el
Gobierno tiene que detener y revertir su política de devaluación de salarios de
aquellas personas que trabajan para el Sector Público, al igual que su política
de devaluación de pensiones. Como ya fue señalado, el Capitalismo vive del
consumismo, reduciendo los ingresos del funcionariado y de los jubilados lo
único que se logra es contraer aún más el consumo y retrasar la recuperación.
Segundo, ha de invertir en la economía real, desarrollar un sector capaz de
tener un efecto significativo y positivo en la economía, es decir, comenzar el
desarrollo de un sector (o sectores) cuya dimensión natural sea equivalente a
la que creció el sector inmobiliario gracias a la burbuja. Su tamaño e
importancia ha de ser sostenible en el tiempo, no sería deseable crear otra
burbuja inmobiliaria o burbuja de otro estilo. En este aspecto sería
inteligente renovar la inversión en el desarrollo de las energías renovables, y
no dedicar el gasto público en poner nuevas farolas tal como hizo el Plan E.
Tercero, es necesaria la creación de una Banca Pública que sirva como elemento
estabilizador dentro del sistema financiero español y financie aquellos
sectores consideradores estratégicos. La creación de dicha Banca no ha de
perseguir dar los créditos que la privada no da, de momento, reiteramos, un
mayor endeudamiento sin una recuperación a la par del consumo y de la economía
no es deseable. No obstante, la creación de la misma plantea el grave problema
de determinar el modo en que será gestionada, problema que ha de ser
solucionado con realismo en relación al panorama político y social español.
Luego, en relación a aquellas PYMES que se encuentren en problemas de liquidez
no es deseable dejarlas caer, por tanto implementar una línea de crédito
público sin intereses, o incluso a fondo perdido, que subsane este problema de
forma transitoria puede llegar a ser una idea apropiada y que no implique un
mayor nivel de endeudamiento privado insostenible. Cuarto, es necesaria una
regulación del sistema financiero, a nivel nacional e internacional. Quinto,
una quita de parte de la deuda pública dirigida a aquella parte que es
considerada ilegítima. Finalmente, la clásica reforma impositiva en pos de un
sistema más progresivo y que busque reducir por lo menos a la mitad el fraude
fiscal.
Estas son las medidas que podrían ser tomadas para
poder afirmar que a corto plazo la economía española tendrá una recuperación
económica significativa y estable con creación de empleo incluida.
* 15 de octubre de 2013. La portavoz del PSOE en el Congreso
Soraya Rodríguez.
**El valor de 55.000 euros no es uno elegido
aleatoriamente, según Galbraith tras las burbujas especulativas el hundimiento
del precio del activo objeto de especulación en el mejor de los casos cae al
25% del precio que este tenía en la cima de la burbuja. Claro que está
aproximación es a nivel agregado, habrá mansiones cuyo precio no se vea
significativamente afectado mientras que habrá casas de campo o pisos en
barrios menos favorecidos cuya caída sea mayor.
***Ingresos artificialmente inflados: esto merece
una explicación extensa aparte, la prometo para un futuro cercano. Pero por
dejar la idea básica; el desarrollo de un sector de forma insostenible y que
sobrepase el tamaño que lógicamente se puede esperar de este implica que los
beneficios de este sector también sean irracionalmente altos. Y esto trae el
mismo efecto, en mayor o menor medida, al resto de sectores satélites. Incluso
en una burbuja puede suceder que al estar el precio del activo muy por encima
de su valor los salarios empiecen a estar por encima de su valor, o cerca del
mismo, siendo los increíbles beneficios del sector una completa ilusión. Esto
de ningún modo contradice el hecho de que la desigualdad haya aumentado y la
participación de los salarios haya caído sobre el total de la economía. De
nuevo, la argumentación necesaria es extensa.
**** El IPC con impuestos constantes, es decir, sin
tener en cuenta las subidas de impuestos sobre el consumo producidas tras el
2011, muestra o estancamiento o decrecimiento.
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