Partimos de una burbuja
especulativa clásica, lo que vemos hoy de casos de corrupción y su despilfarro
asociado, falta de ética y sobre endeudamiento, en este caso privado y de los
sectores sociales más favorecidos, son ingredientes presentes en todas las
burbujas especulativas de desde la de los tulipanes en 1636. También lo es la
redistribución de la renta que se lleva a cabo a favor de la clase privilegiada,
tanto durante la burbuja como en su posterior crisis asociada. Como dato
indicativo a la situación española cabe mencionar el aumento en el 2012 del
número de millonarios en un 5,4%, según el informe anual de Riqueza en el mundo*,
mientras que desde el inicio de la crisis hasta el 2011 la pobreza aumentó en
un 8%**. Ya ni decir que la propia especulación, elemento central de las
burbujas especulativas, cuenta con la misma antigüedad que los fenómenos antes
mencionados y su funcionamiento en esencia no ha cambiado.
Las burbujas y las crisis son,
al fin y al cabo, inherentes al capitalismo por las reglas del juego que este
trae en el ámbito económico, político y social. Un juego contradictorio, cuyo
movimiento y/o evolución está marcado por la oposición de intereses
contrapuestos.
Lo que quiero decir con esta
pequeña introducción es simple, la situación ante la que nos encontramos no es
nueva, la esencia de la misma ha estado presente desde los comienzos del
sistema capitalista, y me atrevería a decir, que son ineludibles estando su
solución definitiva en la ruptura con el
capitalismo, ruptura social, luego política y, finalmente, económica.
Ante lo que hoy aquí nos
interesa en particular, la privatización de los servicios públicos, cabe
mencionar que es producto del proceso de acumulación capitalista. Y voy a
explicar un poco mejor este concepto.
El sector privado, propietario
del capital y de los medios de producción, tiene el objetivo básico de obtener
beneficios, una rentabilidad tal que justifique la acumulación de capital. Esta
necesidad se materializa en un ambiente de competencia entre los distintos
capitalistas por apropiarse de dicha rentabilidad, y a su vez en el
enfrentamiento contra la clase no propietaria del capital (grandes cantidades
de capital), la clase trabajadora, en aras de que mediante la reducción de los
costes obtener unos mayores beneficios (obtener mayores beneficios mediante
reducción de salarios, de ahí el enfrentamiento).
Este proceso de acumulación
encuentra sus límites cuando aparecen dificultades en conseguir tasas de
rentabilidad que justifiquen dicho proceso. Es decir, mientras los capitalistas
buscan tasas de rentabilidad, beneficios, crecientes o cómo mínimo constantes
pero altos, la realidad tarde o temprano lleva a que esa tasa se estanque y
caiga. Crisis.
Al suceder esto se hacen necesarios
nuevos campos en los cuales rentabilizar su capital, nuevos márgenes, nuevos
horizontes, y estos nuevos horizontes se encuentran mediante la destrucción de
las fuerzas productivas. Hoy dicha destrucción se materializa en la
desvalorización de la fuerza de trabajo mediante la reducción directa de
salarios y la eliminación de derechos al sector no privilegiado de la sociedad
mediante la privatización o deterioro de distintos servicios públicos.
Y esta breve exposición es una
forma complicada de decir que asistimos a otro proceso de privatización que
podríamos denominarlo como una gran estafa o un chollo, según desde que
perspectiva se mire, desde la nuestra evidentemente es una estafa. Y dar este
golpe de gracia, llenarse los bolsillos, es el único argumento real detrás de
las privatizaciones. Pero claro, esto no se puede decir directamente, por lo
que se habla de ineficiencia, costes, gastos, ingresos y otros cuentos chinos.
No obstante, estos cuentos
sobre la ineficiencia, tienen parte de verdad, en el sentido de que los
servicios públicos en algunos aspectos están diseñados y tienen los medios de
modo que no funcionen bien. Se trata de una provisión deficiente de medios y
diseño que ha sido llevado a cabo a propósito, en mi opinión, con el fin de
justificar el Negocio de esta década, y no una provisión deficiente inherente a
la provisión pública.
Es decir, las conciudadanas y conciudadanos
que pagan impuestos, es decir, la clase no privilegiada, financian la
construcción de, por ejemplo, un Hospital. Luego al no proveer, el Gobierno, de
los medios necesarios al mismo, este funciona de manera deficiente, lo mismo
sucede por imponer regulaciones o formas de organización inadecuadas. Al
materializarse este mal funcionamiento, el siguiente paso, es su exageración en
los medios propagandísticos de la clase privilegiada, la misma que evita pagar
impuestos. Se habla, por ejemplo, del tiempo que tarda en llegar un turno en
algún lugar en especial pero no de los miles de logros que consigue dicho
Hospital al año. Los medios no se conforman con dicha propagada, sino que
además se valen de gente con “estudios científicos” para señalar que dichas
ineficiencias son inherentes a la gestión pública y cuya solución se
encontraría con la privada, una falacia.
Y así llegamos al punto en el
que la privatización es fácil de justificar, más en un ambiente de crisis
económica. La bendita privatización de la Sanidad, que implicara que gastando
menos tendremos más y mejor, mayor eficiencia. Una Falacia, es sabido que los
hospitales cuya gestión ha sido privatizada no han sido más baratos sino más
caros, y además en la medida en el que el proceso de privatización se vaya
consolidando no sólo en la gestión sino también en el acceso, los inmigrantes
ilegales ya han quedado fuera, la sanidad llegará a un menor número de personas
y a un mayor coste.
Este método de operar es
aplicable a cualquier servicio público.
Y voy a terminar con un ejemplo
de lo que acabo de explicar. Todos y todas conocemos el enorme fraude fiscal
que tenemos en España. ¿Cuánto tiempo creen ustedes que pasara, o cuantas
burbujas y crisis, antes de que empiecen a fomentar la privatización de la
Hacienda Pública?
Lo expuesto es inevitable dentro del sistema Capitalista, el
conflicto de intereses contrapuestos, y sobre todo los intereses de la clase
privilegiada, seguirán siempre llevando a la escasez dentro de la abundancia, a
la pobreza dentro de la riqueza, y a la eterna lucha por los derechos de la
clase no privilegiada. Siendo la única forma de romper por siempre con la amenaza
a la clase no privilegiada mediante el abandono del Capitalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario