jueves, 18 de julio de 2013

El Capitalismo y la Privatización

Partimos de una burbuja especulativa clásica, lo que vemos hoy de casos de corrupción y su despilfarro asociado, falta de ética y sobre endeudamiento, en este caso privado y de los sectores sociales más favorecidos, son ingredientes presentes en todas las burbujas especulativas de desde la de los tulipanes en 1636. También lo es la redistribución de la renta que se lleva a cabo a favor de la clase privilegiada, tanto durante la burbuja como en su posterior crisis asociada. Como dato indicativo a la situación española cabe mencionar el aumento en el 2012 del número de millonarios en un 5,4%, según el informe anual de Riqueza en el mundo*, mientras que desde el inicio de la crisis hasta el 2011 la pobreza aumentó en un 8%**. Ya ni decir que la propia especulación, elemento central de las burbujas especulativas, cuenta con la misma antigüedad que los fenómenos antes mencionados y su funcionamiento en esencia no ha cambiado.  

Las burbujas y las crisis son, al fin y al cabo, inherentes al capitalismo por las reglas del juego que este trae en el ámbito económico, político y social. Un juego contradictorio, cuyo movimiento y/o evolución está marcado por la oposición de intereses contrapuestos.

Lo que quiero decir con esta pequeña introducción es simple, la situación ante la que nos encontramos no es nueva, la esencia de la misma ha estado presente desde los comienzos del sistema capitalista, y me atrevería a decir, que son ineludibles estando su solución definitiva  en la ruptura con el capitalismo, ruptura social, luego política y, finalmente, económica.

Ante lo que hoy aquí nos interesa en particular, la privatización de los servicios públicos, cabe mencionar que es producto del proceso de acumulación capitalista. Y voy a explicar un poco mejor este concepto.

El sector privado, propietario del capital y de los medios de producción, tiene el objetivo básico de obtener beneficios, una rentabilidad tal que justifique la acumulación de capital. Esta necesidad se materializa en un ambiente de competencia entre los distintos capitalistas por apropiarse de dicha rentabilidad, y a su vez en el enfrentamiento contra la clase no propietaria del capital (grandes cantidades de capital), la clase trabajadora, en aras de que mediante la reducción de los costes obtener unos mayores beneficios (obtener mayores beneficios mediante reducción de salarios, de ahí el enfrentamiento).

Este proceso de acumulación encuentra sus límites cuando aparecen dificultades en conseguir tasas de rentabilidad que justifiquen dicho proceso. Es decir, mientras los capitalistas buscan tasas de rentabilidad, beneficios, crecientes o cómo mínimo constantes pero altos, la realidad tarde o temprano lleva a que esa tasa se estanque y caiga. Crisis.
Al suceder esto se hacen necesarios nuevos campos en los cuales rentabilizar su capital, nuevos márgenes, nuevos horizontes, y estos nuevos horizontes se encuentran mediante la destrucción de las fuerzas productivas. Hoy dicha destrucción se materializa en la desvalorización de la fuerza de trabajo mediante la reducción directa de salarios y la eliminación de derechos al sector no privilegiado de la sociedad mediante la privatización o deterioro de distintos servicios públicos.

Y esta breve exposición es una forma complicada de decir que asistimos a otro proceso de privatización que podríamos denominarlo como una gran estafa o un chollo, según desde que perspectiva se mire, desde la nuestra evidentemente es una estafa. Y dar este golpe de gracia, llenarse los bolsillos, es el único argumento real detrás de las privatizaciones. Pero claro, esto no se puede decir directamente, por lo que se habla de ineficiencia, costes, gastos, ingresos y otros cuentos chinos.
No obstante, estos cuentos sobre la ineficiencia, tienen parte de verdad, en el sentido de que los servicios públicos en algunos aspectos están diseñados y tienen los medios de modo que no funcionen bien. Se trata de una provisión deficiente de medios y diseño que ha sido llevado a cabo a propósito, en mi opinión, con el fin de justificar el Negocio de esta década, y no una provisión deficiente inherente a la provisión pública.

Es decir, las conciudadanas y conciudadanos que pagan impuestos, es decir, la clase no privilegiada, financian la construcción de, por ejemplo, un Hospital. Luego al no proveer, el Gobierno, de los medios necesarios al mismo, este funciona de manera deficiente, lo mismo sucede por imponer regulaciones o formas de organización inadecuadas. Al materializarse este mal funcionamiento, el siguiente paso, es su exageración en los medios propagandísticos de la clase privilegiada, la misma que evita pagar impuestos. Se habla, por ejemplo, del tiempo que tarda en llegar un turno en algún lugar en especial pero no de los miles de logros que consigue dicho Hospital al año. Los medios no se conforman con dicha propagada, sino que además se valen de gente con “estudios científicos” para señalar que dichas ineficiencias son inherentes a la gestión pública y cuya solución se encontraría con la privada, una falacia.
Y así llegamos al punto en el que la privatización es fácil de justificar, más en un ambiente de crisis económica. La bendita privatización de la Sanidad, que implicara que gastando menos tendremos más y mejor, mayor eficiencia. Una Falacia, es sabido que los hospitales cuya gestión ha sido privatizada no han sido más baratos sino más caros, y además en la medida en el que el proceso de privatización se vaya consolidando no sólo en la gestión sino también en el acceso, los inmigrantes ilegales ya han quedado fuera, la sanidad llegará a un menor número de personas y a un mayor coste.
Este método de operar es aplicable a cualquier servicio público.  

Y voy a terminar con un ejemplo de lo que acabo de explicar. Todos y todas conocemos el enorme fraude fiscal que tenemos en España. ¿Cuánto tiempo creen ustedes que pasara, o cuantas burbujas y crisis, antes de que empiecen a fomentar la privatización de la Hacienda Pública?  

Lo expuesto es inevitable dentro del sistema Capitalista, el conflicto de intereses contrapuestos, y sobre todo los intereses de la clase privilegiada, seguirán siempre llevando a la escasez dentro de la abundancia, a la pobreza dentro de la riqueza, y a la eterna lucha por los derechos de la clase no privilegiada. Siendo la única forma de romper por siempre con la amenaza a la clase no privilegiada mediante el abandono del Capitalismo.


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