
Volviendo al gobierno. Son aquellos con más poder económico los
que tienen mayor protagonismo en el mismo, mayor influencia. Creo que en está
afirmación podemos estar de acuerdo, de lo contrario sugiero que investigue un
poco. Es influencia que fluye de manera ilegal ó legalmente pero con una moral
dudosa, y con objetivos que difícilmente coinciden con los intereses de la
sociedad sino con los caprichos de unos pocos individuos. Nuestro gobierno se
basa en los caprichos, avaricia y anti humanismo de la clase privilegiada, y no,
como algunos defienden, en la supuesta insensatez y corrupción que el pueblo trasmite mediante
la inexistente vía democrática. Es la clase privilegiada defendida por el dogma
neoliberal quien controla al gobierno y ocupa su puesto, y a su vez la que
lleva a cabo la tarea de desprestigiar al mismo con sus ataques públicos, con
el único fin de apropiarse con aquello que el Sector Público crea con la
financiación provista exclusivamente por la clase trabajadora.
Podemos aceptar el neoliberalismo, asumir equivocadamente la
ineficiencia y corrupción como algo inherente al Sector Público y al Gobierno
democrático. Siendo así razonable su reducción a la mínima expresión. ¿Y
entonces? ¿Entonces qué? Siendo la clase privilegiada la clase gobernante, y a
su vez la desprestigiadora profesional del Sector Público por las falencias del
mismo ¿No será acaso está la clase responsable de todos los males del Sector
Público? Criticando las deficiencias que ellos mismos producen para así
apropiarse de la inversión de todos, para apropiarse en particular del Estado
del Bienestar y los recursos nacionales, tal como estamos comprobando, y más adelante
de todo lo estatal que tenga la capacidad de crear ingresos (dicha apropiación no se detendrá en
los hospitales y colegios, seguirá hasta alcanzar la recaudación de impuestos y
seguridad).
¿Acaso piensan que aquellos que controlan la mayor parte de
nuestra economía y de los medios de comunicación permitirían la dualidad
política incompetente que existe sí no les beneficiaria? ¿Permitirían,
seriamente pregunto, toda la corrupción y despropósito gubernamental que existe
actualmente? ¡Claro que no! A no ser que les beneficie.
Y aquí entra nuestra culpabilidad, y no antes afirmando que
aquellos que nos gobiernan son nuestro reflejo. La culpabilidad del pueblo está
en su defensa incansable de aquellos gobernantes que le embauca constantemente.
Y en haberse dejado programar en ignorar
la realidad. Pero ya la estafa, sobretodo en una época como la actual de
profunda crisis económica, es más que evidente. No podemos aceptar seguir
siendo el pueblo que no se levanta y lucha, que no se informa y delega en la
corrupción de la clase privilegiada. Que se deja engañar por papel mojado y la
caja tonta. Que cae en la hipnotización del consumismo. O que se siente
derrotado por ser minoría (económicamente hablando).
Para producir el cambio real único en la Historia, primero
hay que despertar y no tolerar este abuso, y segundo, hay que recordar y
recordarles; que ellos controlan la economía metafóricamente, pero nosotros la
controlamos literalmente, son nuestras manos y no las suyas las que producen la
mayor parte del valor, las que producen aquello que es necesario para que la
sociedad continúe, dependiendo su suerte de nuestra voluntad, y no al revés.
El sentido literal implica la realidad, el metafórico
representa los fantasmas de la imaginación. La realidad ha de imponerse de una
vez al engaño, sino condenados estamos a sufrir sus consecuencias
indefinidamente.
Y aquellos neoliberales que defiendan la reducción o
desaparición del Sector Público, invitados quedan a dar ejemplo y abandonarlo
primero. No necesitamos más gestores públicos ni políticos que busquen saciar
la avaricia de la clase privilegiada.
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