En la sociedad actual, regida por un sistema
económico clasista cuya base se encuentra en el mercado y determina la base
sobre la cual la sociedad interactúa, la
misma señala que el comportamiento social que solo encuentra su reconocimiento
es aquel determinado por la rentabilidad.
Empecemos por el principio. La rentabilidad no es un
criterio que implica un desarrollo económico ni social deseable, actualmente
todo lo contrario. Siendo la economía el estudio de cómo la sociedad produce
sus medios de vida, los reparte y consume, es decir, la base material de la
reproducción social. La rentabilidad nos lleva al absurdo de producir productos
no duraderos y dañinos para el conjunto de la sociedad en el marco de la
creciente desigualdad, es decir, nos lleva a una deficiente reproducción social.
La mayor valoración de aquello que cuenta con una mayor rentabilidad lleva al
comportamiento social absurdo totalmente irracional. Y he de aquí, en esta
relación directa imperante en nuestra sociedad, una de las fuentes del fracaso
del sistema económico y social imperante en las sociedades occidentales.
Por ejemplo, la historia. Su conocimiento y estudio
sólo es valorado actualmente como un extra de cultura general. ¿De qué me va a
servir la Revolución francesa en mi trabajo? A no ser que uno se dedique a la
enseñanza de la historia, a primera vista, de nada. Y este es el razonamiento
dominante. La frase de Jorge Santayana “Quien olvida su historia está condenado
a repetirla” suena en el vacío, una advertencia que se presenta como predicción
mística sin credibilidad. Y así la importancia del conocimiento y
concienciación que tiene la historia en nuestra sociedad queda relegada a la
irrelevancia práctica y sólo propia de eruditos no representativos ni útiles. No
reconocida está materia en la rentabilidad, al igual que otras, es está la
importancia que tiene en nuestra sociedad.
Sin embargo, la historia tiene una gran importancia para
el desarrollo de nuestra sociedad. La afirmación estamos condenados a repetir
la historia no se hace porque suena bien, sino porque es la realidad. Entre la mayoría
de los/las economistas, grupo predilecto en lo que se refiere a la rentabilidad,
sujetos cuya razón de ser son los beneficios, la historia es irrelevante en el
estudio de la economía y en el desarrollo del trabajo de dichos individuos. Y
he ahí la irrelevancia que tiene la historia en el campo económico, quizás la
principal explicación por la que las crisis económicas producto de burbujas
especulativas se vienen repitiendo desde 1636 hasta la actualidad, y seguirán repitiéndose.
Y seguirán sin un análisis crítico
histórico en la ortodoxia económica. ¿Acaso fue esta la primera burbuja
inmobiliaria? Claro que no, hubo muchas de ellas en el mundo a lo largo de la
historia ¿Bonos basura? ¿Crisis de deuda nacional? No ¿Apalancamientos
desmesurados que alimentan la burbuja y búsqueda del beneficio fácil, del
dinero por más dinero, la especulación descontrolada? Siempre sucede. La incredulidad
de la población, las estafas, negocios piramidales y la irracionalidad de la
evolución de los precios y comportamiento humano son constantes en todas las
burbujas especulativas de nuestra historia, como las consecuencias que luego
traen.
Al igual que son constantes los numerosos
economistas que elogian el sistema de mercado e ignoran este comportamiento,
que creen que está vez es distinta a la anterior, que obvian dicho
apalancamiento que se retroalimenta con la especulación, y hablan de
crecimiento real y sano de la economía justificado por el mecanismo perfecto de
la oferta y demanda. Y aquellos economistas que señalan la realidad en el
momento de euforia son simplemente desclasificados, como mínimo; “Se dice de
ellos que, por falta de imaginación o en virtud de alguna otra limitación
mental, son incapaces de captar las nuevas y lucrativas circunstancias que
sustentan y aseguran el incremento de los valores” J.K Galbraith, quien también
señala “La especulación acapara, en un sentido muy liberal, la inteligencia de
quienes se entregan a ella” La aparentemente ineludible cortedad
de memoria en materia financiera, se presenta como un don y no como
incompetencia.
Ignorando la historia, condenados quedamos a repetir
los mismos errores o ser víctimas de ellos. La regularidad de las crisis
económicas y las circunstancias que llevan a que estas se produzcan, es una de
las pruebas irrefutables de esta afirmación.
La historia es un ejemplo de una de las cosas que la
sociedad de la rentabilidad presenta como irrelevante, ya sea en términos
absolutos o relativos. Al igual que nuestra sociedad proyectada en la economía no
valora otros estudios como la filosofía y la sociología. Incluso, nuestro
sistema de valores está diseñado de manera que un jugador de fútbol o conductor
de formula 1 tenga un mayor valor económico que un médico, profesora, maestro,
etc. Esta es nuestra realidad, y ha de ser planteada si es deseable o no.
"La historia, como
la vida misma, es complicada; ni la vida ni la historia son empresas para
aquellos que buscan la simplicidad y la consistencia." Jared
Diamond.
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