
Cinco años de crisis, y los que faltan, predicen ya la
década pérdida para España y sus compañeros de ruta ¿Optimistas? En un
escenario recesivo y con un desempleo que no hace más que subir, consecuencias
de la última burbuja especulativa y las políticas neoliberales, además de: los
problemas del déficit y endeudamiento, los desahucios, los recortes en
pensiones, sanidad y educación, recortes en políticas activas de empleo,
aumento de la desigualdad, la desaparición de pequeñas y medianas
empresas. Todas consecuencias que
encuentran su interrelación entre sí, siendo una causa de las otras y
viceversa. Todas desembocan en el deterioro de la sociedad española en el nivel
económico, y por tanto, social.
¿Es que acaso la dimensión social en España saldrá impune al
deterioro económico?
Aclaremos que ambas dimensiones están fuertemente
relacionadas, interactúan, algo que olvidan muchas veces mencionar en clases de
economía. Estamos dentro de un espiral de deterioro económico y social, los
efectos del primero llegan antes que los del segundo. Por ejemplo, supongamos que cierto sector de
la sociedad pierde poder adquisitivo de golpe, su comportamiento irá cambiando
gradualmente a la hora de enfrentar esta nueva situación, tiene que ser un
cambio muy grande para que el efecto sobre el comportamiento sea casi inmediato.
Los saqueos que tuvieron lugar en Argentina, que empezaron en el 15 de
Diciembre de 2001, fueron el resultado de 4 años de crisis, 3 de recesión y de
un desempleo que estuvo aumentando durante este período, cuyo desencadenante
final fue el corralito impuesto el 3 de diciembre (que dejo a la economía
sumergida sin liquidez, sector del cuál dependía ya para aquel entonces gran
parte de la población, el sector desfavorecido y más afectado por la crisis, y
a la moribunda clase media sin acceso a sus ahorros). Al igual que las
movilizaciones multitudinarias que tuvieron lugar los 19 y 20 de diciembre,
fueron producto del desarrollo anterior. Y los brotes atípicos de inseguridad (la
alta inseguridad ya existía, no obstante, se desarrollo aún más).
La pobreza en España está aumentando, se ve en las
estadísticas y en la presencia cada vez más habitual de personas buscando en la
basura, incluso de personas que hasta hace relativamente poco podrían haber
pertenecido a la clase media, o en el mayor número de participantes en
comedores sociales (repletos ya). A medida que la ayuda familiar a aquellos en
problemas económicos se vaya agotando (familias sujetas a la misma situación
económica decadente, cuyos ingresos disminuyen a la vez que los impuestos
aumentan), las prestaciones por desempleo disminuyan y las ayudas a
desempleados de larga duración pierdan poder adquisitivo (en el mejor de los
casos) ¿Será la situación económica de aquellos menos afortunados más llevadera
que ahora? ¿La reacción social permanecerá constante con respecto a la actual? El
número de personas sin techo por gracia de hipotecas impagas, reinadas por un
sistema hipotecario injusto y deficiente, aumenta. La educación pública se
deteriora y se recorta año tras año. Y finalmente, sumemos aquellos que más
cualificados están abandonando el país en busca de una oportunidad. ¿Cuál va a
ser el futuro de España?
Ante una creciente población que vive por debajo del umbral
de la pobreza, cuyo único objetivo es subsistir. Una creciente población cuya
dignidad ha sido aplastada al perder su vivienda y su trabajo. Que parte de la
misma recibirá una educación de menor calidad a la vez que un ambiente económico
y familiar hostil; piensen que aquellos que tenían 6 años 5 años atrás ahora
tienen 11 años, y dentro de 5 años 16, edad suficiente para ya abandonar el sin
razón de una educación decadente que de ninguna manera conducirá a una carrera
profesional (debido a sus altos costes, las tasas universitarias seguirán
aumentando y también el resto de estudios superiores). Será una generación
criada en una época de conflicto social, con menores recursos económicos, con
un bajo nivel educativo y sin esperanzas de poder progresar en un futuro (ya
desde su punto de vista).
Las dificultades para llegar a fin de mes irán aumentando, y
las familias afectadas por esta dinámica seguirán teniendo la misma necesidad
de alimentarse que siempre. La capacidad de proveer trabajos precarios de la
economía sumergida encontrara su tope. Las actividades de buscar en la basura, mendigar
y delinquir se expandirán aún más. Estas irán impregnando nuestra sociedad, el
conflicto social estará presente ya en el día al día de cualquiera. Una vez que
el problema sea más que evidente y crítico, la medida de aumentar el número de
efectivos velando por la seguridad será ineficaz, junto a otras medidas
superficiales. Dado que dicho conflicto social es producto del desarrollo
histórico de la sociedad, y 10 años hacen historia, y su arreglo no se consigue
con medidas coyunturales. O se evitan invirtiendo en el futuro de España, en la
educación, sanidad, en la reducción de la desigualdad y de la pobreza, o
similares ajustes estructurales, aún más profundos, serán necesarios en el
futuro que tardaran más en dar sus frutos, serán más costosos y no resolverán rápidamente
el problema urgente con el que nos encontraremos. Los tiempos difíciles
empezaran a tomar otra dimensión, mucho peor que la vivida hasta ahora.
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