Leer antes: Argentina: La Dictadura Militar y el Neoliberalismo

El Gobierno
de Raúl Ricardo Alfonsín Foulkes (1983-1989) heredo un país en una situación
deplorable, a modo ilustrativo; el salario real era la mitad del que había a
mediados de los 70, la inflación mensual era del 20% y la deuda externa había
pasado de situarse en 8280 millones de dólares en 1976 a 45087 millones de dólares
en 1983. Dicho gobierno estuvo marcado por la inflación que terminó siendo
indomable en 1988, distintas rebeliones por parte de los militares y los
intentos de juzgarlos, la crisis de la deuda a nivel internacional
(estancamiento y escasez de financiamiento internacional), y la pésima
situación económica. Los militares, además de una deuda externa colosal y la
alta inflación, también había dejado el cambio económico estructural cuya
dictadura persiguió, es decir, una economía en manos de los grupos económicos
locales dominantes y los acreedores externos, a la vez que la desaparción de
las fronteras económicas y el mercado doméstico, se estructuro una economía
totalmente a la merced del exterior. Ante este panorama, el intento de implementar
un modelo de exportación y reactivar la inversión en la economía real fracaso.
En 1988 la economía argentina se encontraba en recesión con una inflación
acumulada que superaba el 400%, mientras que dicha inflación era alimentada por
los especuladores en la Bolsa de Valores aumentando el valor del dólar, y por
consiguiente llevando a la devaluación de la moneda nacional, la CGT había convocado 11 huelgas generales.
El plan antiinflacionario implementado por Alfonsín fue un fracaso llegando a
la hiperinflación de 1989 que trajo el final del gobierno de Alfonsín junto al
estallido social y los saqueos.
El primer
ministro de economía del gobierno de Alfonsín fue Bernardo Grinspun, quién se
inclino por aplicar medidas de corte keynesianas para reactivar la economía.
Impuso un control de precios, incrementó el gasto público y aumentó los
salarios del 6% al 8% en el año (2). Estas medidas contaron con la oposición
tanto a nivel externo como interno, y a su vez la inflación siguió aumentando,
pasando del 15% mensual (promedio del último año y medio de la dictadura) al
29,4% en abril de 1985. Grinspun renunciaría en febrero de 1985, sus medidas no
estaban controlando la inflación y no contaban con el apoyo de la Reserva
Federal.
En la
gráfica siguiente podemos observar la escalada de la inflación antes de la
hiperinflación, datos anuales:

En esta
gráfica podemos observar la evolución de la inflación. Vemos que en 1989 está
llego a estar en el 3057% (la hiperinflación que termino con el gobierno del
Alfonsín). Un dato tan grande en un gráfico deja como insignificativo el resto,
no obstante, desde mediados de los 70 hasta el 83 (época de la Dictadura) la
inflación fue altísima también, como vimos en el gráfico anterior (La media
anual durante este período fue del 236,42%). Como ya se dijo, la situación
anterior era crítica, a modo de ejemplo del efecto de la alta inflación durante
la dictadura, cuando en 1982 está alcanzo 209% anual, el salario real, sólo en
el primer semestre, cayó un 34%(4).
En las
siguientes gráficas podemos observar la evolución del PIB precios constantes
2005 en Paridad de Poder Adquisitivo y en la segunda su tasa de variación con
respecto al año anterior:
En ambos
gráficos podemos notar la inestabilidad económica que sufrió el país durante la
época expuesta. Como el crecimiento de la economía estaba totalmente deprimido
en los últimos dos años de la Dictadura, donde hay decrecimiento, y también
observamos como afectaron los distintos planes que el Gobierno de Alfonsín
implemento durante su gobierno, intercalándose años de crecimiento y depresión.
Corroboran que la situación económica, la catástrofe heredada de la dictadura,
no logro ser salvada. Un país económicamente destruido y altamente endeudado,
difícilmente puede salir bien parado, por si sólo, de una situación como la que
se presento en esta época. Está época, junto a la anterior, muestran las
maravillas del endeudamiento especulativo sobre la economía de un país.
La crisis
económica de entonces puso en peligro el pago de la deuda externa, y por
consiguiente que los de Washington (los acreedores externos) se pusieran
nerviosos. Washington había apoyado la subida al poder de la UCR, era
preferible a la victoria del peronismo que era más propensa a implementar
políticas que defendiesen más los intereses nacionales que los internacionales,
pero dada la naturaleza de la crisis y el riesgo de impago, el apoyo a finales
de los 80 iría al gobierno que estuviese dispuesto a pagar la deuda, a acatar
el Consenso de Washington.
El Consenso de Washington (1989)
Todo empieza
cuando al secretario del Tesoro de EEUU James Baker defiende como modo de pago
de la deuda la privatización de empresas púbicas y la reforma del Estado, es
decir, que los deudores pagaran con sus activos la deuda. La condición esencial
para los países en vías de desarrollo es que estos abandonaran definitivamente
la etapa del Estado del Bienestar, y que dieran por terminado el programa de
sustitución de importaciones. Y a su vez tomasen medidas encaminadas a reformar
la administración y recortar el gasto público (en busca del equilibrio
presupuestario, el déficit cero). También, el gasto público tendría ser invertido
en aquello que sea rentable, criterio que no asegura, cómo no aseguro, que este
enfocado a cubrir la necesidad social, a la vez que se llevase a cabo un
proceso de privatización de las empresas y monopolios públicos. Una reforma impositiva tendría que ser llevada
a cabo, la cual consistiese en ampliar las bases de los impuestos y reducir los
tipos más altos, es decir, aplicar un sistema impositivo menos progresivo.
Otras medidas fueron; ligar la política fiscal a la monetaria, desregulación de
los mercados en especial el financiero y el de trabajo, apertura comercial
(disminución de las barreras aduaneras), mayor protección de la propiedad
privada, un tipo de cambio competitivo.
Es decir, el
Consenso de Washington exigía que se terminase con el proceso de liberalización
de las economías latino americanas. EEUU está vez no necesito un golpe de
Estado para imponer estas medidas, gana en estilo, los dictadores al haber
endeudado enormemente la economía argentina con fines no productivos, sino
especulativos, como ya hemos visto, terminaron de dejar a Argentina en manos de
sus acreedores. El Estado tiene que pagar una deuda que no puede afrontar sólo,
para hacer frente a dicho pago, y sus otras obligaciones, necesita endeudarse,
dicha disponibilidad de dinero, que disponible estuvo durante la Dictadura por
parte de EEUU y el FMI, dejo de estarlo a la vuelta de la Democracia, hacía
falta otra herramienta distinta a la represión para el control de los países
sur americanos. La financiación para el pago de la deuda ilegítima.
Siguiendo estas directrices los países periféricos podrían
conseguir “ayuda externa”. Y remarco las comillas. En la siguiente entrada se
expondrá la década de los 90, vamos a
ver en que consistieron estas políticas y la “AYUDA EXTERNA”.
Bibliografía:
Argentinos.
Tomo 2: siglo xx: desde YRIGOYEN hasta la caída de De LA RUA. Jorge Lanata. (1)
pg 492 (2) pg 498 (3) pg 496 (4) pg 480.
Argentina:
El siglo del progreso y la oscuridad (1900-2003). María Seoane
Gráficos de
elaboración propia con datos del Banco Mundial.
¡Que bien redactado! Claro y conciso, realmente dan ganas de seguir leyendo más sobre el tema...
ResponderEliminarMuchas gracias! Espero tener tiempo, después de tanto tiempo que paso desde que empece a escribir sobre el tema, de seguir con la época de Menem y De la Rúa
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