lunes, 12 de noviembre de 2012

Argentina: La vuelta a la Democracia y la hiperinflación


Leer antes: Argentina: La Dictadura Militar y el Neoliberalismo

La campaña electoral de 1983 giro en torno a los derechos humanos y la autoamnistía militar (juzgar a responsables de la Dictadura mediante juicios civiles). En particular, en campaña Alfonsín propuso recortar en un tercio el presupuesto militar y que la lucha antisubversiva quedara en manos de la policía dentro del respeto de la ley y los derechos humanos(1).
El Gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín Foulkes (1983-1989) heredo un país en una situación deplorable, a modo ilustrativo; el salario real era la mitad del que había a mediados de los 70, la inflación mensual era del 20% y la deuda externa había pasado de situarse en 8280 millones de dólares en 1976 a 45087 millones de dólares en 1983. Dicho gobierno estuvo marcado por la inflación que terminó siendo indomable en 1988, distintas rebeliones por parte de los militares y los intentos de juzgarlos, la crisis de la deuda a nivel internacional (estancamiento y escasez de financiamiento internacional), y la pésima situación económica. Los militares, además de una deuda externa colosal y la alta inflación, también había dejado el cambio económico estructural cuya dictadura persiguió, es decir, una economía en manos de los grupos económicos locales dominantes y los acreedores externos, a la vez que la desaparción de las fronteras económicas y el mercado doméstico, se estructuro una economía totalmente a la merced del exterior. Ante este panorama, el intento de implementar un modelo de exportación y reactivar la inversión en la economía real fracaso. En 1988 la economía argentina se encontraba en recesión con una inflación acumulada que superaba el 400%, mientras que dicha inflación era alimentada por los especuladores en la Bolsa de Valores aumentando el valor del dólar, y por consiguiente llevando a la devaluación de la moneda nacional,  la CGT había convocado 11 huelgas generales. El plan antiinflacionario implementado por Alfonsín fue un fracaso llegando a la hiperinflación de 1989 que trajo el final del gobierno de Alfonsín junto al estallido social y los saqueos.
El primer ministro de economía del gobierno de Alfonsín fue Bernardo Grinspun, quién se inclino por aplicar medidas de corte keynesianas para reactivar la economía. Impuso un control de precios, incrementó el gasto público y aumentó los salarios del 6% al 8% en el año (2). Estas medidas contaron con la oposición tanto a nivel externo como interno, y a su vez la inflación siguió aumentando, pasando del 15% mensual (promedio del último año y medio de la dictadura) al 29,4% en abril de 1985. Grinspun renunciaría en febrero de 1985, sus medidas no estaban controlando la inflación y no contaban con el apoyo de la Reserva Federal.


En la gráfica siguiente podemos observar la escalada de la inflación antes de la hiperinflación, datos anuales:


Grinspun fue sustituido por José Luis Machinea, quien junto a su equipo, aplicaron un plan económico de shock en busca de reducir abruptamente la inflación, este fue conocido como el Plan Austral. Este consistió en un rígido control de precios y salarios, reducción del gasto del Estado, freno de la emisión monetaria y un cambio de dólar a austral por 0,8 australes. El austral fue una moneda creada para sustituir el peso, 1 austral equivalía a 1000 pesos. El plan tuvo éxito por muy poco tiempo, logro reducir la inflación mensual al 1,9% en octubre de 1985. En la gráfica anterior no se nota el efecto del plan durante el 85, ya que la reducción de la inflación tuvo lugar durante sólo 4 meses (de julio a octubre). A pesar del plan, la inflación volvió a crecer en noviembre. Se aplico el Plan Austral II sin éxito. Finalmente, en 1988 se aplico el Programa para la Recuperación Económica y Crecimiento sostenido, conocido como el Plan Primavera. Este congelo los precios, tarifas, salarios estatales y el tipo de cambio, 53 empresas líderes acordaron congelar sus precios hasta finales de septiembre. Terminada la congelación de precios, empieza la escalada que culminaría en la hiperinflación, la huida al dólar, la pérdida de reservas del Banco Central y la suspensión del apoyo del Banco mundial (3).

En esta gráfica podemos observar la evolución de la inflación. Vemos que en 1989 está llego a estar en el 3057% (la hiperinflación que termino con el gobierno del Alfonsín). Un dato tan grande en un gráfico deja como insignificativo el resto, no obstante, desde mediados de los 70 hasta el 83 (época de la Dictadura) la inflación fue altísima también, como vimos en el gráfico anterior (La media anual durante este período fue del 236,42%). Como ya se dijo, la situación anterior era crítica, a modo de ejemplo del efecto de la alta inflación durante la dictadura, cuando en 1982 está alcanzo 209% anual, el salario real, sólo en el primer semestre, cayó un 34%(4).
En las siguientes gráficas podemos observar la evolución del PIB precios constantes 2005 en Paridad de Poder Adquisitivo y en la segunda su tasa de variación con respecto al año anterior:



En ambos gráficos podemos notar la inestabilidad económica que sufrió el país durante la época expuesta. Como el crecimiento de la economía estaba totalmente deprimido en los últimos dos años de la Dictadura, donde hay decrecimiento, y también observamos como afectaron los distintos planes que el Gobierno de Alfonsín implemento durante su gobierno, intercalándose años de crecimiento y depresión. Corroboran que la situación económica, la catástrofe heredada de la dictadura, no logro ser salvada. Un país económicamente destruido y altamente endeudado, difícilmente puede salir bien parado, por si sólo, de una situación como la que se presento en esta época. Está época, junto a la anterior, muestran las maravillas del endeudamiento especulativo sobre la economía de un país.

La crisis económica de entonces puso en peligro el pago de la deuda externa, y por consiguiente que los de Washington (los acreedores externos) se pusieran nerviosos. Washington había apoyado la subida al poder de la UCR, era preferible a la victoria del peronismo que era más propensa a implementar políticas que defendiesen más los intereses nacionales que los internacionales, pero dada la naturaleza de la crisis y el riesgo de impago, el apoyo a finales de los 80 iría al gobierno que estuviese dispuesto a pagar la deuda, a acatar el Consenso de Washington.

El Consenso de Washington (1989)

Todo empieza cuando al secretario del Tesoro de EEUU James Baker defiende como modo de pago de la deuda la privatización de empresas púbicas y la reforma del Estado, es decir, que los deudores pagaran con sus activos la deuda. La condición esencial para los países en vías de desarrollo es que estos abandonaran definitivamente la etapa del Estado del Bienestar, y que dieran por terminado el programa de sustitución de importaciones. Y a su vez tomasen medidas encaminadas a reformar la administración y recortar el gasto público (en busca del equilibrio presupuestario, el déficit cero). También, el gasto público tendría ser invertido en aquello que sea rentable, criterio que no asegura, cómo no aseguro, que este enfocado a cubrir la necesidad social, a la vez que se llevase a cabo un proceso de privatización de las empresas y monopolios públicos.  Una reforma impositiva tendría que ser llevada a cabo, la cual consistiese en ampliar las bases de los impuestos y reducir los tipos más altos, es decir, aplicar un sistema impositivo menos progresivo. Otras medidas fueron; ligar la política fiscal a la monetaria, desregulación de los mercados en especial el financiero y el de trabajo, apertura comercial (disminución de las barreras aduaneras), mayor protección de la propiedad privada, un tipo de cambio competitivo.

Es decir, el Consenso de Washington exigía que se terminase con el proceso de liberalización de las economías latino americanas. EEUU está vez no necesito un golpe de Estado para imponer estas medidas, gana en estilo, los dictadores al haber endeudado enormemente la economía argentina con fines no productivos, sino especulativos, como ya hemos visto, terminaron de dejar a Argentina en manos de sus acreedores. El Estado tiene que pagar una deuda que no puede afrontar sólo, para hacer frente a dicho pago, y sus otras obligaciones, necesita endeudarse, dicha disponibilidad de dinero, que disponible estuvo durante la Dictadura por parte de EEUU y el FMI, dejo de estarlo a la vuelta de la Democracia, hacía falta otra herramienta distinta a la represión para el control de los países sur americanos. La financiación para el pago de la deuda ilegítima.

Siguiendo estas directrices los países periféricos podrían conseguir “ayuda externa”. Y remarco las comillas. En la siguiente entrada se expondrá la década de los 90, vamos  a ver en que consistieron estas políticas y la “AYUDA EXTERNA”.

Bibliografía:
Argentinos. Tomo 2: siglo xx: desde YRIGOYEN hasta la caída de De LA RUA. Jorge Lanata. (1) pg 492 (2) pg 498 (3) pg 496 (4) pg 480.
Argentina: El siglo del progreso y la oscuridad (1900-2003). María Seoane
Gráficos de elaboración propia con datos del Banco Mundial.

2 comentarios:

  1. ¡Que bien redactado! Claro y conciso, realmente dan ganas de seguir leyendo más sobre el tema...

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    1. Muchas gracias! Espero tener tiempo, después de tanto tiempo que paso desde que empece a escribir sobre el tema, de seguir con la época de Menem y De la Rúa

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